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La celiaquía es una enfermedad crónica autoinmune que afecta el intestino delgado y se desencadena por la ingesta de gluten. Se presenta en personas genéticamente predispuestas y puede manifestarse en cualquier etapa de la vida.
El gluten, presente en el trigo, la avena, la cebada y el centeno (TACC), provoca una reacción inmunológica en los celíacos. El sistema inmunitario ataca las vellosidades intestinales, afectando la absorción de nutrientes.
Los síntomas pueden variar, pero los más comunes incluyen:
El diagnóstico se realiza mediante análisis de sangre para detectar anticuerpos específicos y una biopsia intestinal para confirmar el daño en las vellosidades.
El único tratamiento efectivo es una dieta estricta libre de gluten. Esto implica evitar productos que contengan trigo, avena, cebada y centeno, así como aquellos que puedan estar contaminados durante su elaboración.
Las personas con celiaquía deben adaptar su alimentación y estar atentas a la contaminación cruzada. La falta de opciones en restaurantes y la poca información pueden generar dificultades en la vida social.
Este articulo esta realizado a modo informativo.
La información a continuación es proporcionada por el Area de Comunicación en Salud del Hospital Mariano y Luciano de La Vega
Especialidades orientedas al diagnostico y tratamiento de la celiaquía que ofrece el Hospital Mariano y Luciano de La Vega
Turnos al 11-4089-9316 los lunes a las 07hs.
La salud mental se define como un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, aprender y trabajar adecuadamente, y contribuir a la mejora de su comunidad (OMS).
Es fundamental entender que la salud mental no es la mera ausencia de enfermedad mental. Es un proceso dinámico, de construcción social, determinado por una compleja interacción de factores:
La sociedad, a través de sus estructuras y dinámicas, actúa como un poderoso determinante social de la salud mental, pudiendo ser un factor de riesgo o de protección.
Las condiciones sociales y económicas desfavorables generan estrés crónico y limitan las oportunidades, afectando negativamente el bienestar emocional. Algunos de los principales factores incluyen:
| Factor Social | Impacto en la Salud Mental |
|---|---|
| Desigualdad Económica y Pobreza | Estrés, desesperanza, limitación de acceso a servicios y recursos vitales (vivienda, alimentación). |
| Discriminación y Exclusión | Racismo, sexismo, homofobia y otras formas de exclusión generan traumas, estigma y un aumento del riesgo de trastornos mentales (ej. depresión, ansiedad). |
| Inseguridad Laboral/Desempleo | Pérdida de propósito, baja autoestima, aumento de la tensión y el estrés. |
| Violencia Comunitaria y Familiar | Traumas, trastornos de estrés postraumático (TEPT), y otras formas de malestar psicológico. |
| Aislamiento y Fragmentación Social | Deterioro de las redes de apoyo, sensación de desamparo. |
Fenómenos a gran escala, como la pandemia de COVID-19, exponen la vulnerabilidad de la salud mental a las crisis globales, provocando un aumento significativo en las tasas de problemas comunes como la depresión y la ansiedad.
La cultura (valores, normas, creencias y prácticas de un grupo social) y la salud mental tienen una relación bidireccional:
La cultura define qué comportamientos o emociones son considerados "normales," "malestar," o "enfermedad mental." Las sociedades con una alta proliferación de etiquetas o una tendencia a la medicalización pueden ampliar las condiciones reconocidas como problemas, mientras que otras pueden invisibilizar o estigmatizar el sufrimiento.
El estigma asociado a los trastornos mentales (prejuicios como considerar a las personas con padecimientos mentales como peligrosas o que deben ser aisladas) es un producto cultural que dificulta la búsqueda de ayuda y perpetúa el sufrimiento.
Los valores culturales sobre el éxito, la masculinidad, la feminidad, o la expresión emocional influyen en la auto-percepción y en los tipos de estrés experimentados.
La participación en actividades culturales y artísticas ha demostrado tener un impacto positivo en la salud mental, actuando tanto en la prevención como en el tratamiento:
La cultura ayuda a romper el aislamiento, proporciona un sentido de pertenencia, y fortalece el bienestar emocional, físico y cognitivo.
Disciplinas como la musicoterapia, la danza o el arte-terapia han mostrado beneficios en la reducción de síntomas de ansiedad y depresión y en el apoyo a personas con trastornos neurológicos, favoreciendo la expresión y comunicación. En algunos contextos, estas prácticas pueden ser incluso prescritas por médicos como parte de un tratamiento integral.
A pesar de la creciente conciencia, la salud mental sigue estando descuidada en la mayoría de las sociedades.
Brecha de Tratamiento: En América Latina y el Caribe, por ejemplo, la brecha de tratamiento es alta: 73.9% para la depresión y 85.1% para el consumo de alcohol.
El gasto público mediano en salud mental en la región es de apenas un 2.0% del presupuesto total de salud, con la mayor parte destinada a hospitales psiquiátricos, un modelo asistencial obsoleto.
Millones de personas en el mundo sufren en silencio y son víctimas de violaciones de derechos humanos debido a la falta de atención y apoyo adecuados.
Para transformar la salud mental, las acciones deben ir más allá del sector salud e involucrar un enfoque social y cultural:
| Eje de Acción | Medidas Clave |
|---|---|
| Reconfiguración del Entorno Social | Abordar los determinantes sociales: reducir la desigualdad, garantizar vivienda digna, nutrición adecuada y combatir todas las formas de discriminación. |
| Inversión y Reforma de Servicios | Aumentar el presupuesto y reorientar el gasto desde los hospitales psiquiátricos hacia la atención comunitaria e integrada en la atención primaria de salud. |
| Desestigmatización Cultural | Promover el diálogo abierto y la educación para eliminar el estigma y los prejuicios, redefiniendo la salud mental como "cosa de todos" y no solo "cosa de locos." |
| Promoción Cultural y Artística | Fomentar el uso de las artes y la cultura como herramientas de promoción del bienestar, prevención y rehabilitación, aprovechando su capacidad para crear vínculos sociales y propósitos. |
La diabetes es una enfermedad crónica en la que los niveles de glucosa (azúcar) en la sangre están elevados. Esto ocurre porque el cuerpo no produce suficiente insulina o no la usa de manera efectiva. La insulina es una hormona que ayuda a la glucosa a entrar en las células para ser utilizada como energía. Si no se controla, un nivel alto de glucosa en la sangre puede causar problemas de salud graves a largo plazo, como enfermedades del corazón, daño a los nervios y problemas de visión y riñón.
Existen tres tipos principales de diabetes: Diabetes tipo 1: Es una enfermedad autoinmune en la que el cuerpo ataca y destruye las células del páncreas que producen insulina. Por lo general, se diagnostica en niños y adultos jóvenes, y las personas con este tipo de diabetes necesitan inyectarse insulina a diario para vivir. Diabetes tipo 2: Este es el tipo más común. Ocurre cuando el cuerpo no produce suficiente insulina o las células no responden a la insulina como deberían (lo que se conoce como resistencia a la insulina). A menudo, se asocia con el sobrepeso y el sedentarismo, y es más frecuente en adultos, aunque también puede afectar a niños. Diabetes gestacional: Se desarrolla durante el embarazo cuando los niveles de azúcar en la sangre son altos. Generalmente desaparece después del parto, pero aumenta el riesgo de que la madre y el bebé desarrollen diabetes tipo 2 más adelante.
Los síntomas de la diabetes pueden variar y a veces no se notan, especialmente en las primeras etapas de la diabetes tipo 2. Los más comunes incluyen:
Si experimentas alguno de estos síntomas, es importante que consultes a un médico.
El tratamiento de la diabetes depende del tipo, pero el objetivo principal es mantener los niveles de azúcar en la sangre dentro de un rango normal para prevenir complicaciones.
Aunque la diabetes tipo 1 no se puede prevenir, se pueden tomar medidas para reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2:
La Ley Nacional de Salud Mental N° 26.657 marcó un hito en Argentina al cambiar profundamente la forma en que el país entiende y aborda la salud mental. Esta legislación establece que la salud mental ya no es un tema meramente médico, sino una cuestión de derechos humanos y bienestar comunitario.
Es fundamental que la ciudadanía conozca los puntos clave de esta Ley, dado que su nfoque integral y de derechos impacta directamente en la vida de todas las personas.
El pilar central de la Ley 26.657 es el reconocimiento de las personas con padecimiento mental y aquellas con uso problemático de sustancias como sujetos de derecho con plena capacidad para tomar decisiones respecto a su tratamiento.
La legislación promueve un cambio radical del modelo de atención, modificando el enfoque manicomial y priorizando la atención en la comunidad.
La Ley establece pautas estrictas y claras respecto a las internaciones, buscando que sean el último recurso terapéutico y no una medida de control social.
La Ley aborda el uso problemático de sustancias (tanto legales como ilegales) como un padecimiento de la salud mental.
La hipertensión arterial (HTA), o tensión arterial alta, es una enfermedad crónica que se define por una elevación continua o sostenida de la presión de la sangre en el interior de los vasos sanguíneos (arterias). Esta condición obliga al corazón a esforzarse más para bombear la sangre y, con el tiempo, daña progresivamente las arterias y los órganos vitales, lo que aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares graves.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) la considera una de las principales causas de muerte prematura a nivel global, afectando a una gran parte de la población adulta, especialmente en países de ingresos bajos y medianos.
La presión arterial se mide en milímetros de mercurio (mmHg) y consta de dos valores:
Aunque los valores pueden variar ligeramente según las guías clínicas, en general, se considera hipertensión cuando las cifras de presión arterial son iguales o superiores a 140/90 mmHg (140 sistólica y/o 90 diastólica).
| Categoría | Presión Sistólica (mmHg) | Presión Diastólica (mmHg) |
|---|---|---|
| Normal | menor que 120 | y menor que 80 |
| Elevada / Normal-Alta | 120−129 y | menor que 80 |
| Hipertensión | ≥130 o ≥140 (según guía) | o ≥80 o ≥90 (según guía) |
Nota: Los criterios diagnósticos varían entre 130/80 mmHg (p. ej., las guías americanas) y 140/90 mmHg (p. ej., las guías europeas y de la OMS).
Hipertensión Primaria o Esencial: Es el tipo más común (más del 90% de los casos). Se desarrolla gradualmente a lo largo de muchos años y su causa suele ser desconocida, aunque se relaciona con factores genéticos y de estilo de vida.
Hipertensión Secundaria: Es causada por una afección médica subyacente, como enfermedades renales, trastornos endocrinos (p. ej., tumores de la glándula suprarrenal) o el uso de ciertos medicamentos. Tiende a aparecer de forma repentina y a causar una presión arterial más alta que la primaria.
La hipertensión arterial es a menudo llamada el "asesino silencioso" porque la mayoría de las personas no presenta síntomas incluso cuando la presión arterial está peligrosamente alta. La única forma de detectarla es mediante la medición regular de la tensión arterial.
Cuando se presentan síntomas, generalmente ocurren en casos de crisis hipertensivas (presión arterial muy alta, ≥180/120 mmHg) e incluyen:
Los factores que aumentan la probabilidad de desarrollar hipertensión incluyen:
La hipertensión no controlada puede dañar gravemente diversos órganos, siendo el factor de riesgo modificable más importante para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Las principales complicaciones son:
La hipertensión es una enfermedad crónica que generalmente no tiene cura, pero puede ser controlada eficazmente para prevenir complicaciones graves. El tratamiento se basa en dos pilares fundamentales: cambios en el estilo de vida y medicamentos (farmacológico).
Son esenciales para la prevención y el control de la HTA, y a menudo son la primera línea de acción:
En muchos casos, los cambios en el estilo de vida no son suficientes y se requiere el uso de medicamentos antihipertensivos para alcanzar y mantener la presión arterial en los rangos objetivo (a menudo por debajo de 140/90 mmHg o 130/80 mmHg dependiendo del riesgo individual). Existen diversas clases de fármacos (diuréticos, inhibidores de la ECA, antagonistas de los receptores de angiotensina II, betabloqueantes, bloqueadores de los canales de calcio, etc.), y la elección depende del paciente y sus condiciones asociadas.
La hipertensión arterial representa un desafío de salud pública global debido a su alta prevalencia y a las graves complicaciones que provoca. El diagnóstico temprano a través de la medición periódica de la presión arterial, junto con la implementación rigurosa de cambios en el estilo de vida y el tratamiento farmacológico adecuado, son cruciales para controlar la enfermedad y reducir significativamente el riesgo de infartos, accidentes cerebrovasculares e insuficiencia renal. El compromiso del paciente con su tratamiento y el seguimiento médico continuo son esenciales para llevar una vida saludable.